Puzzle de noche


La noche se ha marchado, y gastando mi último sueño he dormido contigo en una cama que era el puzzle de nuestros cuerpos: mi voluptuosa boca en tu cabellera de trigo, minera de tus hilos de pan; mis manos en los soportes de tu cuerpo, bruñendo desde tu cadera hasta el delta de tus pies; mi náufraga mirada buscando el oxígeno de tus ojos para no ahogarse en el desaliento; y mi piel arrebatada anudada a tu piel de armiño como un regalo que nunca quiero abrir.